"Me he encontrado con todo tipo de idiotas en la vida, incluso con algunos que dicen que somos underground, a ver... tenemos Grammys..."
Siempre es igual, empiezas tomándote una caña y picando de unas bravas de mierda que saben a mercurio y acabas maldiciendo. Esa es una rutina de alguien a quien le gusta la música.
Pero no te equivoques, tú llevas
la razón, sin embargo molestas en el ocio del resto, eres pesado y cansino con tu rollo. Creo
firmemente en que el inquieto musical no nace (eso es una pedantería) pero
tampoco se hace, a aquel que es un curioso de la música lo hacen.
Progresivamente te van tirando a
la cuneta las radiofórmulas, que ofrecen temas producidos en serie con un
patrón exclusivamente basado en lo que interesa vender en ese momento, la
gente, a la que le da igual conocer otras cosas, prefieren que le digan qué escuchar y cuándo y la propia música, repetitiva,
aborregada y cíclica. Ellos te echan del circuito y tú desesperado buscas
acomodo en casas más pequeñas y retiradas, y así ha pasado desde siempre,
tú no estás descubriendo la penicilina,
probablemente de hecho tu padre sea más habitante de esa casa que tu hermana contemporánea
y por supuesto más que tus propios colegas.
Hoy dejo un tema de uno de
aquellos que llegan a remover ambas tierras, las comerciales y las más solitarias,
The Cure, “Boys don’t cry”, perfecto para que esto siga mañana...
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