Disculpad las legañas.
Hoy me he despertado con el sol y el sonido del mar. En concreto: a las 9 con el sol, a las 10:30 con el mar, a las 12:00 otra vez con el mar y a la 13 por el vecino que no va todo a ser mágico. Volver a casa en Semana Santa me resulta indispensable para sobrevivir hasta agosto.
Es como un simulacro del verano, como las heladerías que dejan probar el helado a los dubitativos como yo, como una muestra gratuita de colonia antes de comprar el bote grande, como un ensayo general de la vacaciones, a menor escala pero con todos los actores principales y la ambientación cuidada al detalle. Como un enero en la playa.
Me gustan Delafe y las Flores Azules por un montón de cosas, que voy a resumir en una sola, para poder irme a la playa y seguir durmiendo allí. Su música me pone de buen humor.
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