A las galletas con pasas, a los calcetines
desparejados, a los gastrobares, al cardamomo, a las faldas por encima del ombligo, a
las cuñas, a telecinco, a las barritas de arroz dietéticas, al McDonald, a comer sin postre, al chocolate con licor dentro, al agua con sabores, al que se sirve el helado en un cuenco, a los sibaritas, al que te revienta el final de la serie, al que te dice que pongas música normal cuando pinchas
rock, al que piensa que la música en español no vale un pimiento (con
cariño), al que va donde no quiere y se queja después, al que no le divierta disfrazarse, al que no le gusten las playas de arena negra, a los que presumen de noche, al memo que inventó los memes, al hispter que se lo toma en serio, a todos los que se toman todo demasiado en serio, a los que gritan en el coche, al que inventó el domingo, al que no
se ríe de los chistes, a las risas en lata, a la carne en lata, al pesado que te da lata, a la tonta
del bote, al que ahora no caigo, al cretino que escribe y a cualquiera en cualquier momento.
Porque todos tenemos días de esos, siéntate, relájate, déjate
llevar y … a la mierda.
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